Los bizcochos, esos básicos de la repostería, suelen ocasionar más de un quebradero de cabeza a quienes empiezan a meterse en la cocina. ¿Sabes cómo conseguir un bizcocho perfecto?
Una de las principales dudas que surgen es ese clásico: ¿por qué mi bizcocho no sube? ¿Por qué se cae justo al sacarlo del horno? Y luego hay otras muchas preguntas o dudas que surgen al comenzar a hacerlos.
Una cosa fundamental antes de nada es conocer el horno con el que trabajas. Cada horno es un mundo y saber cómo funciona el tuyo te ayudará mucho. ¿Cómo? Pues muy sencillo: ensayo-error, no hay otra forma… A medida que vayas haciendo bizcochos, le irás cogiendo el punto y verás cuánto calienta realmente.
El bizcocho perfecto: Trucos
Harina. Para hacer bizcochos hay que utilizar harina común, de repostería. En este tipo de masas no hay que usar harina de fuerza, que es la que se emplea en la preparación de masas con levadura fresca de panadero. Si se utiliza en un bizcocho, no subirá.
Levadura. Los bizcochos se preparan con levadura química, tipo Royal. Este tipo de levaduras añaden gas a la masa al calentarse. Algunos bizcochos que son muy esponjosos tienen sobres de gaseosa, otro gasificante, que funciona exactamente igual que la levadura química.
La grasa. Generalmente se utiliza o bien mantequilla en pomada, es decir, ablandada a temperatura ambiente, o bien aceite. Generalmente usamos aceite de girasol o aceite de oliva suave. Si no, el bizcocho sabrá demasiado a aceite. Si utilizas mantequilla tiene que estar a temperatura ambiente, no líquida, así que si la calientas en el microondas debes hacerlo con cuidado.
Los huevos. Se montan con el azúcar y para ello una batidora de varillas te puede ayudar. Ellos se encargan de dar esponjosidad a la masa, así que cuanto más los montes y airees, mejor. En algunas recetas, se separan las claras de las yemas y se montan por separado, de esta forma conseguiremos que una masa más esponjosa.
La sal. Al igual que las magdalenas, las masas de bizcochos llevan una pizca de sal. ¿Por qué? Pues para potenciar el sabor y para dar mayor esponjosidad a tus bizcochos y magdalenas. Solo hay que echar una pizca de sal.
Molde. Debe ser un molde de calidad, eso está claro. Luego ya puedes utilizar de silicona, de cristal, de teflón… Eso sí, para que no se peguen los bizcochos, antes de echar la masa, engrásalo untándolo con un poquito de mantequilla o un poco de aceite y después espolvoreando una pizca de harina. Se desmoldarán sin problemas.
Horno, ¿qué debo saber?
Ya hemos empezado comentando que hay que conocer el horno. Pero, además, hay algunas cosas básicas que debes saber.
Es fundamental precalentar el horno antes de hornear el bizcocho. De esta forma, el horno estará caliente al meter la masa y tu bizcocho crecerá sin problemas.
Debes hornear el bizcocho con calor arriba y abajo y colocarlo en la parte media del horno para que no se queme.
No abrir el horno mientras estás horneando tu bizcocho. Si lo haces, caerá automáticamente. Por lo tanto, mientras el bizcocho está subiendo no abras la puerta del horno. Puedes abrirlo al final, para comprobar que está completamente cocido.
¿Cómo sé que el bizcocho está en su punto? Para comprobarlo, puedes pincharlo con una brocheta y si sale seca, tu bizcocho estará horneado. Si está húmeda, todavía tienes que dejarlo que se cueza por completo.
Sacar el bizcocho del horno. Una vez cocido, nosotros apagamos el horno, abrimos un poco la puerta y lo dejamos dentro unos minutos más -2 ó 3- para que se vaya enfriando progresivamente. Ya que en algunos casos, el contraste fuerte de temperatura puede hacer que el bizcocho se baje.
Una vez fuera del horno llega otra pregunta, ¿cuánto lo desmoldo? Debes dejar que se temple a temperatura ambiente. Cuando tu bizcocho esté templado, habrá encogido ligeramente y lo podrás desmoldar perfectamente.
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